Me ha llevado mucho tiempo leer Noches Insomnes. El hecho no lo justifica su extensión -apenas 115 páginas en esta edición-. La razón estriba en la densidad del texto, la sorpresa que nos va deparando a cada página. Esta obra tan singular navega a veces por la novela, otras por el género memorialístico o diarístico, sin dejar por ello de ser ficción literaria.

Tanto por la originalidad de su enfoque, como por la libertad en el uso de múltiples recursos narrativos, me parecería casi de lectura obligada para los amantes de la escritura. Un ejercicio de libertad formal, una voz narrativa novedosa y extraña que te atrapa o te abandona cuando sus palabras se quedan hablándole directamente a tu cabeza. Una voz única y especial.